El sónar: de la guerra a la historia

Por Juan Sanz, Curso de Patrimonio Marítimo Europeo

El sónar es un equipo electroacústico que permite detectar los objetos cercanos a una embarcación que se encuentren dentro del agua mediante el uso de ultrasonidos. En inglés, sonar, el acrónimo se ha formado de sound navigation and ranging.

Un sónar sirve para detectar tanto los objetos que estén sobre la superficie del mar, como embarcaciones, como los que estén sumergidos, incluyendo los submarinos, los peces y el fondo marino.


¿Qué es la ecosonda o sonda náutica? Fuente: Bluecinante

El origen de esta tecnología está en Francia, en 1881, con los hermanos Jacques y Pierre Curie, que descubrieron la “piezoelectricidad”: la propiedad de algunos cristales de generar cargas eléctricas cuando son sometidos a presión, así como de transformar en vibraciones mecánicas la energía eléctrica que se les aplica. Esta última cuestión es fundamental para el desarrollo posterior de los transductores de sónar.

Sin embargo, no fue hasta la Primera Guerra Mundial cuando la necesidad de detectar submarinos enemigos de manera efectiva impulsó el desarrollo acelerado del sónar. Paul Langevin, un ingeniero francés, aplicó la piezoelectricidad y desarrolló el primer sónar funcional en 1917, utilizando cristales de cuarzo para generar y recibir ondas sonoras. Aunque este primer sistema tenía un alcance limitado, marcó el comienzo de una era de innovación en la detección submarina.

Avances durante la Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial fue un catalizador para el desarrollo acelerado de la tecnología sónar, dada la importancia crítica de la guerra antisubmarina, especialmente relevante debido a la peligrosidad de los submarinos U-boat del ejército alemán. Durante este período, se realizaron avances significativos en la comprensión de cómo el sonido se propaga bajo el agua y que factores como la temperatura, la salinidad y la presión afectan a su alcance y claridad.


Submarinos en la II Guerra Mundial. Fuente: Liberty Books

Aunque el proyecto de Paul Langevin se considera el inicio de la tecnología sónar, los siguientes experimentos, prototipos y puestas en marcha estuvieron a cargo de la marina de los Estados Unidos de América y de Gran Bretaña, que consiguieron modelos avanzados capaces de detectar presencia submarina a más de 6 nudos, y que la mantuvieron en secreto hasta el final de la guerra.

Uno de los descubrimientos más notables fue el de la capa de dispersión profunda, una característica omnipresente en los océanos del mundo, en los que se observaron ecos difusos de sónar. Investigaciones posteriores revelaron que esta capa estaba compuesta por organismos marinos pequeños, incluidos peces y medusas con vejigas de natación llenas de gas, lo que no solo expandió nuestro conocimiento de la biología marina, sino que también mejoró la capacidad de los sónares para detectar objetos submarinos. Esta técnica hoy día permite recuperar gran cantidad de patrimonio marítimo del suelo oceánico.

Además, el descubrimiento y explotación del canal SOFAR (Sound Fixing And Ranging) transformó la comunicación submarina y la detección a larga distancia. Este canal, una capa en el océano donde el sonido puede viajar grandes distancias con mínima pérdida de energía, permitió el desarrollo de sistemas de rescate y detección de largo alcance, mejorando la seguridad marítima y abriendo nuevas vías para la investigación oceánica.

Expansión postguerra y aplicaciones civiles

La finalización de la Segunda Guerra Mundial no marcó el fin del desarrollo del sónar, sino el comienzo de su expansión a aplicaciones civiles. En la industria pesquera, el sónar se ha convertido en una herramienta indispensable para localizar bancos de peces, revolucionando las prácticas de pesca y contribuyendo a esfuerzos de conservación, al permitir capturas más selectivas y sostenibles.

Más allá de la pesca, el sónar ha jugado un papel crucial en la arqueología subacuática, facilitando la exploración y documentación de restos de naufragios históricos y asentamientos sumergidos. Esta capacidad para «ver» bajo el agua ha revelado tesoros culturales hasta entonces perdidos, proporcionando una ventana de indudable valor al pasado humano Hoy, en instituciones patrimoniales como el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (ARQUA), en Cartagena, podemos contemplar piezas recuperadas en parte gracias a esta tecnología.


España recupera dos cañones del pecio Las Mercedes. Fuente: Europa Press

En la ciencia oceánica, el sónar es fundamental para mapear el relieve del lecho marino, estudiar la geología submarina y monitorear la dinámica de los ecosistemas profundos.

El sónar es el claro ejemplo de cómo una tecnología acelerada para fines bélicos puede tener una gran utilidad para el mundo civil y patrimonial, tal y como veremos con tecnologías posteriores en próximas entradas.

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Fuentes:

ÁLVAREZ, F. Nuevos sonares pasivos remolcados o por qué el tamaño sí que importa. Revista General de Marina [en línea]. 2022, 283, 3, pags. 549-561 [Fecha de consulta 19-03-2023].

MACIEL, J.A. Desarrollo tecnológico: la guerra como fuente de avances [en línea]. Venezuela: Universidad Simón Bolívar, 2016 [Fecha de consulta 19-03-2023].

MUIR, T. y BRADLEY, D. Underwater Acoustics: A Brief Historical Overview Through World War II. Acoustics Today [en línea]. 2016, Vol. 12, nº 3, pags. 40-48 [Fecha de consulta 19-03-2023].

SANTOS, J. Breve historia del sónar. U-historia [entrada de blog]. [Fecha de consulta 19-03-2023].

Publicado por juansanzm

Estudiante de Gestión de Información y Contenidos Digitales por la Universidad de Murcia (UMU). Data Scientist especialista en hardware.

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